martes, 29 de noviembre de 2016

Mi pequeño guerrero de armadura azul.

"Blue...

Y sigo mirando ese balcón como si nada hubiera pasado, sabiendo que solo queda tu recuerdo  suspendido en el aire, una sombra inerte llena de recuerdos  que hasta  hoy rondan por mi mente.
Creí que no me atrevería a escribir sobre  esto, pero hay estaba, de frente a la iglesia que me cambiaría la vida con ese frio en el ambiente que poco a poco me hacer recordarte.

Comenzare  pidiéndote perdón  por  las pequeñas cosas que hice; El hecho que no estas  aún me atormenta,  tal vez  no  puedas ver mi arrepentimiento pero si quiero que sepas que a pesar de todo  te amo y que este sentimiento tan exótico como lo es el amor que es considerado conexión total con los sentimientos u opiniones de tal magnitud que dirían es la única forma en que puedes estar en plena  felicidad a experimentar basto sufrimiento. Mi opinión podría ser un poco menos hermosa  y más agobiante.

Así que les contare  una historia un poco de amor con algo de locura...

Aún recuerdo el día en que te conocí, recorrí esa pequeña  iglesia buscando consuelo divino. divagando por las filas y filas de sillas; Después de largo rato me encuentro con una señorita sentada en ese rincón distanciada del mundo, creo yo que conversando con Dios, no sé porque me sentí extrañamente  tentado a acercarme a ti.
Me resultaba fascinante que tu soledad me recordaba a esos días enteros encerrado en una habitación buscando alguna ayuda. Llorando todas las noches cuando mis padres no estaban  y  solo en un rincón de mi cuarto podía imaginar personas a mí alrededor para apaciguar mi soledad.
Cuando  por fin tuve el valor de sentarme a tu lado note un ligero acelero en mi ritmo cardiaco la verdad, querida mía, no entendía que me pasaba solo me quede mirando tiernamente como  leías un pasaje de un folleto que tenías a la mano, como describirte “estabas hermosa” esa delgada línea que tenían tus labios, tu respiración pausada además de esa silueta que se formaba a través de mis ojos hacia tu ropa.
De repente ocurrió algo que no me imagine, alzaste tus hermosos ojos cafés hacía mí y soltaste una melodiosa lirica preguntando mi nombre, no sabía que decir; Antes de que pudiera quedar en ridículo solté mi nombre de golpe, cariñosamente te reíste al notar mi nerviosismo. Fue un instante de maravilla, cuando quería preguntarte tantas cosas con gentileza tapaste mi boca y me recordaste  que  tenía que guardar silencio.
Después de una hora de tediosa misa salimos a un pequeño parque bastante iluminado, caminaste por un caminito lleno de flores dando vueltas alrededor de mi cuerpo, se me ponía roja la cara al mirar ese cuerpo tan delicado y descubrí esa alegría con la que me mirabas.                                                                                        
Dude por  un segundo  pero tenía que hacerlo; Te invite a salir, aún me pregunto que me impulso  a romper mi timidez. Después de una pausa que me lleno un poco de miedo a un inminente rechazo, aceptaste con una sonrisa que ya empezaba a encantarme. Luego de eso camine a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja acompañado de una paz inexplicable en ese momento no importaba la soledad de mi casa, solo pensaba en mi momento de felicidad, pase saludando a cada infortunio de mi casa la pereza  en el armario, la tristeza que rondaba los pasillos a la misma hora de siempre, absolutamente a todos les sonreí; De un salto fui a parar a mi cuarto pasaron las  horas y sin darme cuenta llego la noche en la cual descubriría por primera vez el insomnio, me pase horas mirando mi techo, las sombras que me acompañaban me preguntaron el porqué de mi felicidad, les conté cada detalle.

Tu mirada, tu respiración, la forma en que olías; No se me escapo nada. Solté en cada palabra  una desesperación por tenerte que de cierto modo las asusto ya que se acercaron mientras una de ellas me abrazo saco de su bolsillo un frasco lleno de lágrimas y dijo:

-Ten cuidado porque aquí están tus tristezas y si esto se llena más resultaras herido, sabes que la locura te odia porque no la aceptas en tu vida. Estará  dispuesta consumirte si derramas dolor.

Asentí, Y solo cerré los ojos.

Todas las sombras me abrazaron, frías como siempre  sin alma, ni corazón, pero son mis amigas. A algunas personas les asustaba que hablara de ellas decían que eran fantasmas o algo así; qué más  da si buscaban mi alma en ellas encontraba lo que mi destrozada familia no me daba. Desperté y me encontré solo, como siempre,  pero  dejaron una nota  con  buenos deseos además el tarro de mis lágrimas como advertencia.

Esperaba con ansias ese día, solo podía imaginar las cosas que te diría. Hable por horas de frente al espejo tratando de encontrar temas para parecer alguien interesante, sabía que no  era tan difícil, pero no era de las personas que hablara con frecuencia de mujeres o con mujeres, es curioso decir que en realidad no hablaba con nadie; En las noches que solo pensaba en ti las sombras  ya no estaban.
Ocupaba casi todo mi tiempo pensando en ti, a causa de eso ya no había espacio para tristezas ni sombras en mi cuarto. 

Hablábamos todos los días por redes sociales, ahí nació mi inspiración de supuesto poeta. Cada  día me sentía más enamorado y con ganas de escribir solo para ti, convertirte en la tinta que movía mis deseos, Ela mi libro de cuentos, el fruto de cada palabra escrita con amor.
Te fuiste metiendo  poco a poco en mi corazón, en mi cordura, en mis suspiros. Suspiros que en silencio se tatuaron tu nombre, te convertiste en lo único que necesitaba.

Finalmente llego ese día no sabía si eran mariposas lo que se sentía dentro de mi o era mi corazón que buscaba desesperado una salida, nos encontramos en la iglesia, llegue un poco tarde debido a mis constantes visitas al espejo en busca de una imperfección en mi manera de vestir. Te encontrabas sentada en uno de los muros de la iglesia, tan hermosa como siempre, llevabas un vestido azul que hacia juego  con  tu piel; Me saludaste con esa sonrisa  de siempre tan melodiosa como una sinfonía de piano.

Salimos, de camino a la heladería me contaste sobre tu vida, simplemente estaba hipnotizado  escuchándote. Sonreía en cada momento hermoso de tu historia con cierta envidia de no poder tener esa vida. Pero soñaba que tú estuvieras a mi lado para poder cambiar mi pasado y realmente tener ese futuro contigo; Ese instante fue eterno pasaron dos horas de charla en la cual me sentía más augusto contigo si pudiera describir ese exagerado momento era estar sentado en las puertas del cielo.
Tengo que decirlo… tengo que decirlo…

¡Te  amo!  Me arriesgue a decir, me miraste con sorpresa como si no supieras que decir, pero tu boca procedió a decir las palabras más hermosas de la tierra “yo también”. No lo podía creer le gustaba a alguien por primera vez podía imaginar que otra persona me pensaba y sentía emociones hacía mí, era un sueño trate de pellizcarme pero era cierto, intente darte un beso pero  me esquivaste, sentí rabia te pregunte con un tono subido ¿porque me rechazas el beso si me amas?

-Tranquilo saltamontes vas demasiado rápido ten paciencia ya que, eres mi pequeño infinito.

Era su infinito, solo sentía como su corazón latía despacio cuando me abrazo.

¿Por qué se sentía tan bien estar con ella? era tan aterrador que mi vida estuviera tan vacía que solo con ella podía suturar las heridas de mi infancia.
La acompañe a su casa, ella como Julieta vivía en un balcón. Un balcón situado en una calle muy tranquila de Cali. Me despedí agradecido en mi interior de encontrarme contigo por ser la primera persona a la cual le importo; antes de que pudiera bajar las escaleras amarraste un hilo rojo a mi mano derecha y empezaste a hacer unos pequeños nudos diciendo que cada nudo era una plegaria  de salvación para mí.

Esa noche, como todas las noches  desde que te conocí, no pude dormir esta vez mirando ese pequeño hilo rojo  a cada segundo.
Eran las 3 am  cuando me pare de mi cama y salí  a buscar ese balcón de Julieta.
Una de mis sombras sostuvo mi mano y dijo:

- No vallas, no quiero ver morir tu cordura nos creaste si muere tu esencia desapareceremos y nada te protegerá del monstro de la locura.

- No me  importa debo verla – respondí

Pase por las calles  oscuras y de un momento a otro la lluvia  empezó  a caer  como si supieran que algo  pasaría esa noche,  pase por la iglesia en la cual te conocí, Sonreí.

Era eso era  una novedad en mí, cuando por fin estuve cerca de  tu casa la lluvia había parado me sentía patético que a esta hora un loco, mojado  y con sueño, fuera a verte así que solo me resigne a ver ese balcón en un andén situado  frente a tu casa. Pasaron no más de 20 minutos cuando un auto negro se estaciono delante de mí.
Para mi sorpresa saliste de el con un vestido negro muy escotado, quería saludarte pero me detuvo el verte con un hombre bastante apuesto, solo podía mirar y esperar que solo fuera un amigo.

Pero valla que estaba equivocado. Te lanzaste a él  con una energía que sentí rabia de nuevo.

Comenzó  a llover, el cielo notaba lo que sentía. Cuando él se acercó a tus labios solo podía apretar mi ropa. Te beso, note como suavemente le decías te amo.

-Mierda  no sabes cómo dolió eso.

Cuando por fin se fue note que la locura se había sentado a mi lado, traía un cuchillo, me dijo:

-Déjame entrar, no dolerá más de lo que te duele ahora.

Cuando  abrí los ojos  sostenía el cuchillo en las manos las gotas resbalaban por mi cara  note que lloraba, pero fácilmente se camuflaba  por la lluvia.

Aún recuerdo  cuando abriste la puerta, saludé lleno de odio en mi interior, me miraste extrañada y me preguntaste que hacía a esa hora.
Odiaba cuando me mirabas así. Sentía que te amaba Y eso ciertamente dolía, solo me quede parado en la puerta mirándote.

Te acercaste para darme un abrazo, mientras yo sostenía el cuchillo en mi espalda; aún no entendía lo que pasaba.
Solo llore, Entre lágrimas te pregunte Si lo amabas.
Tú me miraste con tristeza  y solo respondiste:

-Andrés, Sabes que eres mi infinito, un infinito en el cual yo no tengo cabida.

Solo grite mientras enterraba el cuchillo en tu pecho ¿POR QUE ELA? te amé más que a nada en la tierra, solo me mirabas con esa ternura que me enamoraba.

-Lo siento respondiste acariciando mi mejilla. Entiendo  que deba morir aunque sé que ya estoy muerta, porque conmigo me llevo tu vida. Andrés, si en algún momento miras el cielo como mirabas esta noche este balcón, te pido que me perdones.

La sangre recorría todo tu cuerpo y sin más me diste mi primer beso, un beso que hasta hoy recuerdo, Ese beso que me hizo sentir vivo, me hizo sentir que existo; Y yo, como un cobarde solo pude matarte.
Confesare que solo fue silencio, me senté en un rincón lleno de sangre y escribí para  sentirme mejor –Ela,  ¿por qué? Si te amé con cada parte de mi alma- Sabiendo que moriría por dentro, te prefería a ti. ¿Por qué sigues tan hermosa aun sin respirar? ¿Porque  siento que tu alma  en algún rincón de este cuarto lanza plegarias al cielo  porque me amas?  sé que tu alma llora por mi  Ela.
Sentí como te despedías de mí.

Salí de tu casa, camine por ese laberinto de pasillos interminables hasta llegar a la iglesia en la que te conocí. Recordé lo que vivimos, Solo que ese día era diferente, el cielo gritaba desesperado, lloraba al verme tan vacío.
Pretendía escuchar tu risa pero en cambio escuchaba sirenas por todas partes; Era  curioso que me sintiera más solo que de costumbre. 
-Cerré los ojos y sentí tu mano, cuando desperté... Solo era el policía que me llevaba a tropezones  a la patrulla."

-A.

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